Danilo en los Infiernos

Danilo en los infiernos es un viaje impresionista, un paseo superficial y trascendente, elegante y vulgar, elevado y rastrero por los espectáculos y la vivencias que se te pueden clavar deambulando por la cartelera madrileña nocturna. Madrid, ciudad en la que todo puede consumirse a sí mismo. Puñalada en medio del horizonte de algún plenilunio.

Thursday, June 07, 2007

LA VIDA EN ROSA (EDITH PIAF)



"La vida en rosa" es una personal película que nos presenta una semblanza con estructura y aspectos de pintura impresionista. Como si tuvieramos entre las manos una colcha confeccionada con retazos vivenciales y claroscuros de experiencias de una artista, asistimos a una película que refleja con original técnica la semblanza de esta cantante-actriz de leyenda.










La película es un biopic que tiene como principal premisa e interés que no refleja la vida de la Piaf de una manera lineal. Es por eso un filme personal, que huye de la biografia al uso. Este aspecto, que es su mayor aliciente, se convierte, no obstante, en su mayor lastre. Si bien es una técnica sugerente, creativa, evocadora y novedosa, el espectador queda apabullado, el relato se hace engorroso, quedan lagunas argumentales sin rellenar.
La persona que va al cine no tiene porque saber la verdadera biografía de Edith Piaf,`por lo tanto, tal y como está contada la película, el espectador sale del cine sin haber entendido aspectos de la trama:
¿qué ocurre realmente con el asesinato de Depardieu?, ¿por qué la Piaf se ve envuelta entonces por el escándalo?, ¿quién es ese chulo al que la joven Edith paga, es que acaso se prostituye? ¿se casa dos veces? ¿quiénes son esos dos maridos? ¿quién en la galería de personajes que parecen durante la cinta?, etc,etc.

No se trata de que se hayan seleccionado unos hechos y no otros de la vida de la cantante, eso es una cuestión personal (por ejemplo, se ha comentado muchisimo que en el filme ni se haga referencia a la Segunda Guerra Mundial), se trata de que lo que se selecciona esta tan sesgado y contado de tal modo que no se entiende.

La subjetividad con que se nos cuenta la historia no es incompatible con tales lagunas, se tiene la sensación de que el espectador tiene y conoce ya el referente de la vida de la Piaf, cosa que se hace necesaria para comprender el filme en determinados momentos

Pero hecha esta observación, hay que decir que, con todo, la película tiene momentos soberbios, casi catárticos por su enorme golpe de efecto. Son los momentos más audaces a la hora de contar la semblanza, como es el tremendo preludio de arranque en que la Piaf, como una estatua palidísima canta en el Olimpia. Este inico de la cinta es a la vez el umbral del viaje por su existencia. O como el plano secuencia en el que recibe la cruel noticia, mientras su amante la espera en el lecho, momento en el que lo onírico y lo real se funde. O la entrevista concedida en la playa. Olivier Dahan , director de cosas tan olvidables como "los rios de color púrpura 2", logra así una película personal, muy interesante, haciéndonos olvidar sus posibles problemas.

Y es que uno de los mayores aciertos está también en la creación de atmósferas. Viajamos desde los suburbios donde la pequeña Edith crece, los burdeles, el estudio de grabación, los teatros, el Nueva York de la época, los cabarés miserables, escenarios magníficamente recreados y retrados; lugares que se convierten en protagonistas de la historia donde se desarrollan vivencias claves, por ejemplo la primera confrontación con el público de Edith, sólo ella, sin la musica, ella y sus manos y su rostro.

La mayor baza de la cinta esta en la indescriptible interpretación de Marion Cotillard. Se entrega en cuerpo y alma, nunca mejor dicho. La labor de caracterizacion es increíble. La labor de encarnación, mas. Se ha criticado que esté muy exagerada. Paparruchas. Sencillamente, su personaje esta trabajado desde el exceso, porque puede hacerlo como actriz y porque está interpretando auna mujer irrepetible y porque se trata de encarnar a una mujer en situaciones extremas. Quiza esta critica venga dada mas por la propia estructura de la cinta que nos ofrece una perspectiva determinada del personaje,que por la interpretacion en sí, que es de primera.

La vida en rosa es pues una película de visión obligada. Siendo un biopic es un relato realizado de una manera muy personal, casi anticomercial. Su mayor fuerza radica en los distintos retazos de la vida de Edith, donde priman las atmósferas creadas y las vivencias sentimentales de la protagonista. Todo está llevado a través de una reelaboración subjetiva. Es un mosaico de experiencias vitales. Te golpea, te vuelve a golpear, te emociona, lo vuelve a hacer... El valor del filme está en su subjetividad, en lo sugerente. Buena parte de la vida de la Piaf resulta incomprensible (excepto su niñez, a la que se dedica acaso demasiado metraje, y su historia de amor con Marcel Cerdan, el resto es una maraña con dropeo de nombres) No posee un argumento al uso. Ni tan siquiera cuando ordenas mentalmente los acontecimientos, muchas cosas se escapan.

Pero uno tiene la sensación de haber contemplado un cuadro, el cuadro de la vida de la niña-gorrión. Y después de haberlo mirado, haber cerrado fuertemente los ojos. Esas imágenes sugerentes que vemos en la oscuridad de los párpados cerrados son las que quedan. Las imagenes de Edith piaf, quien tuvo de todo menos una vida de color rosa.






Areta y yo: Mi amiga la cabaretera



De noche, al borde del día, uno puede asomarse y descubrir talentos, proyectos, y promesas. Esto me ha pasado varias veces alternando por las noches, viendo cafés teatro y monólogos de actores y actrices que deciden hacerse oír, lanzarse. Son ellos y ellas una pedrada en el agua estancada de las oportunidades. Y un chisporrotazo sorprendente de frescor talentoso. "Aretha y yo" es una deliciosa propuesta de café teatro, en la que la mera anécdota posee reminiscencias agridulces; y lo intrascendente y frívolo va unido a lo impacable de una realidad: el fracaso y los sueños rotos.

Aretha Dran King es una fan de la otra Aretha, la Franklin, a cuya sombra ha vivido siempre haciéndole los coros en innumerables conciertos. Por mucho que quiera disimular, ésta Aretha decadente, pasea sus errores y vivencias ante un público que no es precisamente el de las salas de fiesta o teatros que ella rememora. Es una tarea difícil aunar en un espectáculo intrascendente esta propuesta y unirla a los clichés del más puro café teatro cabaretero. Celia León asume la tarea y lo consigue.


Y esta es la baza más interesante de Aretha y yo. La fusión de elementos tragicómicos en un espectáculo que podremos presenciar, cerveza en mano, en un bar de copas. La actuación comienza con la incursión de Aretha cantando y actuando como lo que de manera evidente se la puede tomar en principio: un putón cabaretero que hace su numerito demodé consistente en sacar los colores al personal masculino. Pero poco a poco se va desarrollando su personaje, de eterna segundona, de carne de revista, de desengaños. Todo esto va salpicado de canciones y numeros musicales, donde Aretha sorprende con su talento. Y entonces uno se pregunta ¿cómo es posible que haya sido la segundona con tales armas para triunfar?. Y es que Aretha y yo nos puede llegar a decir que el triunfo puede no ir unido ni al sacrificio ni al talento. Que las verdaderas putas cabareteras pueden ser el éxito, la suerte y el reconocimiento.


El acierto reside en que el propio monólogo está concebido y puesto en escena con la misma dualidad con que se nos presenta la protagonista Aretha. Estamos ante un café teatro de cabaret, que comienza y que se da con los lugares comunes de interrelación con el público, pero que nos deja ver poco a poco el reverso de un personaje hecho jirones, simpático y chabacano, y de una historia ya no tan ligera. Y este aspecto más "serio" se apunta sutilmente y con sentido del humor: exigencias del medio. Del mismo modo, estamos ante una artista que también alterna entre dos polos: Aretha o Areta, la putilla puritana, la artistaza infravalorada, la borracha glamurosa.


Es Aretha y yo una propuesta-híbrido, dirigida y escrita talentosamente por Celia León, que satisfará a aquellos que busquen un café teatro convencional con los lugares tópicos y acaso cutres del género y del personaje que lo pone en pie. Se opta por el humor, pues la risa, aunque sea sal gorda, es el comienzo de la inteligencia. Pero éste café teatro también satisfará a aquellos otros que busquen un buen trabajo actoral, ya que estamos ante un monólogo o cuasi monólogo teatral donde se nos presenta a un extravagante y atractivo personaje. De hecho, podría ser trasplantado como monólogo en una sala convencional, prescindiendo algo de las alusiones directas al público, cargando más las tintas, revisando texto, y sería un trabajo netamente teatral-convencional muy apreciable.

Y ante todo destacar que el pilar básico y el nexo de unión es la creación y la encarnación del personaje de Aretha. Y es que Lola Polo realiza un magnífico trabajo, como actriz y como cantante, trabajo mantenido durante casi una hora y media en un terreno y un escenario desnudo y estridente. Estupendo personaje y estupendos popurrís musicales. Ojalá podamos verla a ella a la actriz, en un buen escenario, tal como añora Aretha en su noche. Porque Aretha Drankin-Lola Polo son de esas artistas faranduleras cuyo vestuario de oropel encierra carne y sangre y no sólo el bies del tejido con las costuras del traje que visten.