Areta y yo: Mi amiga la cabaretera
De noche, al borde del día, uno puede asomarse y descubrir talentos, proyectos, y promesas. Esto me ha pasado varias veces alternando por las noches, viendo cafés teatro y monólogos de actores y actrices que deciden hacerse oír, lanzarse. Son ellos y ellas una pedrada en el agua estancada de las oportunidades. Y un chisporrotazo sorprendente de frescor talentoso. "Aretha y yo" es una deliciosa propuesta de café teatro, en la que la mera anécdota posee reminiscencias agridulces; y lo intrascendente y frívolo va unido a lo impacable de una realidad: el fracaso y los sueños rotos.
Aretha Dran King es una fan de la otra Aretha, la Franklin, a cuya sombra ha vivido siempre haciéndole los coros en innumerables conciertos. Por mucho que quiera disimular, ésta Aretha decadente, pasea sus errores y vivencias ante un público que no es precisamente el de las salas de fiesta o teatros que ella rememora. Es una tarea difícil aunar en un espectáculo intrascendente esta propuesta y unirla a los clichés del más puro café teatro cabaretero. Celia León asume la tarea y lo consigue.
Y esta es la baza más interesante de Aretha y yo. La fusión de elementos tragicómicos en un espectáculo que podremos presenciar, cerveza en mano, en un bar de copas. La actuación comienza con la incursión de Aretha cantando y actuando como lo que de manera evidente se la puede tomar en principio: un putón cabaretero que hace su numerito demodé consistente en sacar los colores al personal masculino. Pero poco a poco se va desarrollando su personaje, de eterna segundona, de carne de revista, de desengaños. Todo esto va salpicado de canciones y numeros musicales, donde Aretha sorprende con su talento. Y entonces uno se pregunta ¿cómo es posible que haya sido la segundona con tales armas para triunfar?. Y es que Aretha y yo nos puede llegar a decir que el triunfo puede no ir unido ni al sacrificio ni al talento. Que las verdaderas putas cabareteras pueden ser el éxito, la suerte y el reconocimiento.
El acierto reside en que el propio monólogo está concebido y puesto en escena con la misma dualidad con que se nos presenta la protagonista Aretha. Estamos ante un café teatro de cabaret, que comienza y que se da con los lugares comunes de interrelación con el público, pero que nos deja ver poco a poco el reverso de un personaje hecho jirones, simpático y chabacano, y de una historia ya no tan ligera. Y este aspecto más "serio" se apunta sutilmente y con sentido del humor: exigencias del medio. Del mismo modo, estamos ante una artista que también alterna entre dos polos: Aretha o Areta, la putilla puritana, la artistaza infravalorada, la borracha glamurosa.
Es Aretha y yo una propuesta-híbrido, dirigida y escrita talentosamente por Celia León, que satisfará a aquellos que busquen un café teatro convencional con los lugares tópicos y acaso cutres del género y del personaje que lo pone en pie. Se opta por el humor, pues la risa, aunque sea sal gorda, es el comienzo de la inteligencia. Pero éste café teatro también satisfará a aquellos otros que busquen un buen trabajo actoral, ya que estamos ante un monólogo o cuasi monólogo teatral donde se nos presenta a un extravagante y atractivo personaje. De hecho, podría ser trasplantado como monólogo en una sala convencional, prescindiendo algo de las alusiones directas al público, cargando más las tintas, revisando texto, y sería un trabajo netamente teatral-convencional muy apreciable.
Y ante todo destacar que el pilar básico y el nexo de unión es la creación y la encarnación del personaje de Aretha. Y es que Lola Polo realiza un magnífico trabajo, como actriz y como cantante, trabajo mantenido durante casi una hora y media en un terreno y un escenario desnudo y estridente. Estupendo personaje y estupendos popurrís musicales. Ojalá podamos verla a ella a la actriz, en un buen escenario, tal como añora Aretha en su noche. Porque Aretha Drankin-Lola Polo son de esas artistas faranduleras cuyo vestuario de oropel encierra carne y sangre y no sólo el bies del tejido con las costuras del traje que visten.
2 Comments:
Hola:
Soy yo. A mí también me emocionó "La vida en rosa", el magnífico trabajo de la actriz encarnando a la Piaf, extraordinaria. Totalmente de acuerdo con tu crítica, esas lagunas...lo sugerente de esa narración no lineal, lo subjetivo, pero que llega a los centros y cómo. Y qué decir de Areta, que hay que ir a verla a Tarambana, jajajaja. Un abrazo! yo.
Areta creo que vuelve. En Mayo la tendrenos en el café Galdós, al lado de la entrada de artistas del teatro de la zarzuela. tenemos una cita con la cabaretera!
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