Danilo en los Infiernos

Danilo en los infiernos es un viaje impresionista, un paseo superficial y trascendente, elegante y vulgar, elevado y rastrero por los espectáculos y la vivencias que se te pueden clavar deambulando por la cartelera madrileña nocturna. Madrid, ciudad en la que todo puede consumirse a sí mismo. Puñalada en medio del horizonte de algún plenilunio.

Saturday, November 25, 2006


Este blog esta dedicado a los espectáculos que podemos ver en Madrid. Pero Danilo se va a permitir una licencia y va a escribir sobre una película recientemente editada en DVD. ¿Cómo comienzo la historia? Ah, sí.
Todo comenzó una noche divertida y de corazón provinciano en un Vips madrileño. Yo estaba con mi amiga la Cabaretera y nos íbamos a comer un peazo sandwich para cenar, que nos lo merecíamos. Había sido una tarde con nubosidad variable. Lo habíamos pasado muy bien comiendo un helado en plaza de España y tomándonos un vino. Y después fuimos a ver una pelicula de Claude Chabrol "La dama de honor". O no era nuestro día, o nos habían echado algo en el vino, o somos unos pariolos, pero la película nos dejó más atribulados que a un par de actores rusos contratados en Hollywood para hacer de españoles en "Por quién doblan las campanas". Menuda chabrolada.
Mi amiga cabaretera, que acababa ese año sus estudios de Arte Dramático ( y que poco a poco iba saboreando ese momento en que el alumno, si no es agnóstico-ateo, se dice a sí mismo: "Dios nos pille confesados"), tenía que participar en lo que se denominaba en su escuela "el cuarto integrado". Es decir, un montaje en el que participaban alumnos de diversas disciplinas de la escuela. Si no eras hábil, no te dabas prisa o no lo tenías muy claro, esto se convertía en: "sálvese quien pueda que viene el tío Paco con las rebajas". Y como alternativa a ese integrado estaba lo que se denominaba: proyecto personal.

Esto hablabamos mientras hincábamos el diente en el sandwich. Y mi amiga la cabaretera, que no tenía muy claro cuál iba a ser el proyecto suyo de final de carrera, si iba a hacer el Calígula de Camus, la Cordelia del rey Lear o de Lina Morgan en el Último tranvía, me dijo: "Puestas muy mal las cosas, llamo a mi cuñado y que venga con la video cámara. Yo me hecho rimel morado en las pestañas, sombra muy azul en los párpados y un jersey lila. Me pongo delante de esta pared roja del Vips y me pinto los labios con rojo chori. Abro un paraguas verde loro. Y parpadeo languidamente a la camara mientras canto los paraguas de Cherburgo". Ye tem Ye tem. Mon amug, mon amug. Y continuó tocando con la trompeta toda la banda sonora de la película. ¡Ay, no!, ¡que no tocaba la trompeta!. Es que mi amiga tien la capaciadad de imitar su sonido con la boca, y te toca desde Jesucristo Superstar hasta copla. Admite peticiones del oyente.


"Los paraguas de Cherburgo" Película de Jacques Demy con la música deMichel Legrand. Colorín para una historia apabullantemente sencilla y memorablemente melancólica. Hoy en día, previsible y manida, pero es que esta película fue la primera, la que estableció el cliché. Maravillosamente triste. Sublimemente melodramática, genuína. De estética inolvidable. Convincentemente cantada de principio a fin, vemos cómo todo un artificio deja de ser extraño a los cinco minutos de película porque unas claves no reales se juegan con mucha sinceridad y verdad. Muy verdadera aunque sea cantada de principio a fin y los actores principales estén doblados.
El siguiente musical del tándem Legrand-Demy fue "Las señoritas de Rochefort", donde el estilo seguía siendo genuíno, sesentero, aderezado con magníficas canciones francesas y un diseño de producción minucioso de tonos pasteles. Y tras " Las señoritas de Rochefort" vino la extravagancia visual y mágica"Piel de asno". Esta película, va unida sentimentalmente a Danilo, por motivos sentimentales. La vio de pequeño y nunca más se supo, y ahora ha sido editada en dvd. Impagable. Caballos azules en el reino conservador del Rey azul , caballos rojos para un príncipe moderno. Viejas que escupen sapos. Rosas que hablan. Reyes que viajan en helicóptero. La película es la pera limonera del cuento rococó. El clavel reventón de la extravagancia que juega al contraste y al detalle inefable.


Catherine Denueve se toma el papel con frío sentido del humor, y está muy adecuada. Su impavidez viene que niquelado. Jean Marais, inolvidable Orfeo y la bestia de "La bella y la bestia", recita versos de Cocteau, poemas que le dedicó a el mismo cuando eran amantes. Delphine Eyring es una moderna hada madrina, Jacques Perrin es un simpático y majete príncipe... Un buen reparto con adecuadas interpretaciones. Y adecuadísimas porque no es nada fácil encarnar convincentemente estos personajes. Cuando un actor o actriz dice un buen texto de Williams, un buen guiòn, o un Shakespeare, tiene un escalón que le hace el camino más fácil. La dificultad viene con personajes perfilados de otro modo: personajes surrealistas, inconexos, extravagantes, animalescos, que tiene que decir un texto absurdo o con claves que escapan a lo convincente.
En "Piel de Asno" vemos personajes de verdad, pues la sinceridad y la verdad tiene que estar siempre patente sea el tipo de personaje que sea, sea el tipo de teatro que sea, desde la tragedia hasta la farsa. Y esto es muy difícil. Si un actor es convincente en sus aventuras por un reino imaginario en el que un burro es la principal fuente de ingresos, porque sus boñigas son joyas, será convincente cuando se enfrente con un texto "serio". (El ejemplo calro lo vemos en las películas de la disney, aunque suena peregrino: los animales humanizados son terrriblemente verdaderos!!!!)
Se trata de asumir unas claves a jugar y llevarlas hasta las últimas consecuencias, independientemente del tipo de texto o de personajes. Hasta los payasos cuando interpretan lo hacen de verdad. Por eso es curioso ver estas interpretaciones en Piel de Asno.








Piel de Asno cuenta también y de nuevo con la deliciosa y competente música de Legrand que juega en el filo de la navaja del descacharrante contraste. Hay canciones eficientes para el cuento que se narra: en especial el surrealista momento en que Piel de Asno se desdobla con su hermana gemela en un alarde innecesario de magia porque ella lo vale y es más chula que un ocho para hacer un pastel al príncipe. Hay canciones de bonito lirismo. Pero se tiene la sensación de que es acaso superior la partitura que las diversas letras, y sobre todo, el conjunto es anárquico. El tema central es bello: "Amour, amour", con una sencilla y bella letra (el amor es comparado con un pañuelo blanco que se deshilacha). Y luego topamos con melodías de bonito lirismo que contrastan en un hilarante contraste con letras inefables: así el dúo entre los principes. Una música ensoñadoramente romántica va acompañada de una letra en la que los jóvenes dicen que se atiborrarán de pasteles, y que fumarán a escondidas en pipa (¡que chupilerele!). El dúo romántico desemboca en los amantes dando volteretas del revés y poniéndose morados en un palatino bufé libre. Es parte del encanto: los disparatado en bandeja de plata filigranada.

Es un acierto que la edición de esta película incluya un nuevo doblaje y conserve el doblaje original de la época (incluyendo las canciones en español, algunas bien adaptadas al boqueo de los actores, otras no tanto), doblaje original que tiene partes perdidas o directamente no dobladas (¿habría alguien que pudiera aclaralo?), si bien, el sonido podría haber sido mejorado o limpiado de algún modo. Por cierto, si se compara el doblaje antiguo con el moderno, hay una diferencia de calidad interpretativa notable. El doblaje moderno se oye mejor, pero es mucho más flojo. Si conservar el antiguo doblaje es un acierto, el subtitulado es una chapuza. Entra a destiempo de los diálogos y resulta muy farragoso

Piel de Asno es un musical alternativo, originalísimo, no apto para todos los gustos, incatalogable película y peculiar cuento de hadas. Es una película muy personal. Genuína y con personalidad. Merece la pena acercarse a ella.

P.D. Mi amiga la Cabaretera acabó haciendo un papel en un integrado en el que ella interpretaba a una secretaria rubia vulgar. La obra, según un profesor, iba sobre las gilipolleces de unos oficinistas que suben a la azotea del edificio de oficinas donde trabajan para hablar de sus chorradas. Mi amiga Estaba desaforadamente rubia, con un postizo platino como el que la Deneueve luce en Piel de Asno. El estilo interpretativo era "expresionista", que supongo que consistía en pensar en un aspecto o característica del personaje y acentuarla al máximo. Como si fuera farsa. Fue un buen integrado. Estaban todos muy bien. Pero la secretaria rubia fue mi predilecta. La amiga cabaretera estaba fenomenal. Los móviles de la chabacana rubia y su interpretación desmelenada eran todos de verdad, las gilipolleces de la tal rubia eran cuestiones de vital importancia por muy expresionista que fuera aquello. Casi sólo tuve ojos para ella.C'est la vie, Darling.